Publicado el marzo 12, 2024

Contrariamente a la creencia popular, la agricultura de precisión no es una colección de tecnologías caras para grandes terratenientes, sino una filosofía de gestión rentable accesible para la finca media española.

  • El objetivo no es la tecnología por sí misma, sino tratar cada zona de una parcela según su potencial real para maximizar el retorno de la inversión.
  • Es posible empezar con herramientas de bajo coste, como apps móviles y datos satelitales gratuitos, para obtener beneficios tangibles en menos de un año.

Recomendación: Antes de invertir en cualquier equipo, el primer paso es analizar la variabilidad de tus parcelas usando datos históricos y de observación para definir «zonas de manejo».

Llevo más de veinte años recorriendo campos por toda España, y la historia se repite. Veo agricultores que conocen su tierra como la palma de su mano, pero que, a la hora de la verdad, tratan una parcela de 10 hectáreas como si fuera un tablero de ajedrez uniforme. Aplican la misma dosis de semilla, el mismo abono y el mismo riego en la loma seca que en la hondonada fértil. Es la costumbre, lo que se ha hecho siempre. El resultado es tirar dinero en las zonas buenas que no necesitan tanto y perder potencial en las zonas malas que necesitan un empujón distinto.

Muchos han oído hablar de la agricultura de precisión como una solución mágica llena de drones, satélites y tractores que se conducen solos. Y esta visión, a menudo, intimida y genera rechazo. Se percibe como algo para grandes corporaciones, inalcanzable y, sobre todo, caro. Se habla de la tecnología, pero se olvida lo fundamental: la estrategia agronómica que hay detrás. La agricultura de precisión no va de comprar el último gadget del mercado.

La verdadera revolución, el cambio que quiero explicar en este manual, es entender la agricultura de precisión como una filosofía de gestión. Se trata de dejar de pensar en promedios y empezar a pensar en especificidades. Es un método para observar, diagnosticar y actuar de forma diferencial en cada metro cuadrado de tu explotación. El objetivo no es tener el tractor más moderno del pueblo, sino lograr la máxima rentabilidad posible y sostenible de cada rincón de tu tierra.

A lo largo de este artículo, vamos a desmitificar la agricultura de precisión. Demostraremos, con datos y ejemplos reales de España, que es una herramienta pragmática y rentable. Veremos cómo empezar con poca inversión, cómo los datos se convierten en decisiones, cómo las máquinas se entienden entre sí y, lo más importante, cómo esta filosofía se adapta perfectamente a la realidad de la explotación media española para dejar de tirar dinero y empezar a invertirlo con inteligencia agronómica.

Para abordar este tema de forma estructurada, hemos organizado el contenido en un recorrido lógico que va desde los conceptos básicos hasta las aplicaciones más prácticas. Este es el camino que seguiremos para dominar los fundamentos de la agricultura de precisión.

El ciclo de la agricultura de precisión: la rueda de la mejora continua para tu finca

Para entender la agricultura de precisión, lo primero es olvidar la idea de una solución única. Es un proceso cíclico, una rueda que gira campaña tras campaña para afinar cada vez más la gestión. No se trata de hacer un cambio radical un año y olvidarse, sino de entrar en una dinámica de mejora continua. Este ciclo es la verdadera «inteligencia» del sistema y se compone de cuatro fases lógicas que se retroalimentan constantemente.

Imagínalo como el trabajo de un médico: primero observa los síntomas, luego diagnostica la enfermedad, después aplica un tratamiento específico y, finalmente, evalúa si el paciente ha mejorado para ajustar el tratamiento futuro. Con tu finca, el proceso es idéntico. Cada fase genera la información necesaria para la siguiente, creando un círculo virtuoso de conocimiento y eficiencia. Dominar este ciclo es más importante que cualquier tecnología concreta.

El ciclo de la agricultura de precisión es el motor que impulsa las decisiones basadas en datos y no en intuiciones o promedios. A continuación, se detallan las cuatro fases clave de este proceso:

  1. Fase 1 – Observación: Es el punto de partida. Aquí se trata de recopilar datos sobre el estado de los cultivos y el suelo. Se utilizan herramientas como sensores en el tractor, imágenes de satélite (muchas gratuitas, como las de Sentinel), fotos de drones o muestreos de suelo georreferenciados. El objetivo es capturar la variabilidad espacial y temporal de la parcela: ¿dónde crece más el cultivo?, ¿dónde hay estrés hídrico?, ¿qué zonas son más pobres en nutrientes?
  2. Fase 2 – Diagnóstico: Con los datos en la mano, llega el momento de interpretarlos. Esta es la fase de «inteligencia agronómica». Se analizan los mapas de rendimiento de años anteriores, los mapas de vigor (NDVI) o los análisis de suelo para entender el porqué de la variabilidad. El resultado final de esta fase es la creación de zonas de manejo, áreas homogéneas dentro de la parcela que se gestionarán de forma diferente.
  3. Fase 3 – Actuación: Aquí es donde la tecnología entra en acción. Basándose en el diagnóstico, se crean «mapas de prescripción» que le dicen a la maquinaria qué hacer y dónde. Por ejemplo, aplicar más semilla en las zonas de bajo rendimiento, reducir el fertilizante en las zonas ya ricas o variar la dosis de riego. Es la aplicación diferencial de insumos.
  4. Fase 4 – Evaluación: La rueda se cierra evaluando los resultados. Se genera un nuevo mapa de rendimiento en la cosecha y se compara con los de años anteriores y con los mapas de prescripción. ¿La estrategia ha funcionado? ¿Hemos mejorado el rendimiento en las zonas pobres? ¿Hemos ahorrado costes? Esta evaluación es fundamental para cumplir los requisitos de la PAC y, sobre todo, para afinar el ciclo en la siguiente campaña.

Este enfoque metodológico transforma la gestión agrícola de un arte basado en la experiencia a una ciencia apoyada en datos objetivos, sin perder nunca el valioso conocimiento del agricultor.

Las herramientas básicas para empezar en la agricultura de precisión con poca inversión

Uno de los mayores mitos es que la agricultura de precisión requiere una inversión inicial desorbitada. La realidad, especialmente en España, es que se puede empezar a aplicar esta filosofía con un coste muy bajo, utilizando herramientas que muchos ya tienen o que son muy asequibles. La clave no es comprar el equipo más caro, sino empezar a recopilar y utilizar datos de forma inteligente. El retorno de la inversión puede ser sorprendentemente rápido si se eligen las herramientas adecuadas.

El primer paso no es cambiar de tractor, sino cambiar de mentalidad. Herramientas como un simple smartphone con GPS, combinado con aplicaciones agrícolas, ya permiten realizar mapeos básicos de parcelas, tomar notas georreferenciadas o medir superficies. El acceso a imágenes satelitales gratuitas del programa Copernicus de la UE ha sido una revolución, permitiendo obtener mapas de vigor (NDVI) sin coste alguno. La inversión inicial puede centrarse en el conocimiento y el software más que en el hardware pesado.

Para aterrizar estos conceptos, a continuación se presenta una comparativa de costes estimados y la complejidad asociada a diferentes niveles de entrada en la agricultura de precisión en España.

Comparativa de costes de herramientas de agricultura de precisión en España
Herramienta Coste por hectárea Nivel de complejidad ROI estimado
Apps móviles + GPS básico 3-15€/ha Básico 6-12 meses
Sensores de bajo coste 15-25€/ha Medio 12-18 meses
Drones con cámara multiespectral 25-40€/ha Avanzado 18-24 meses

Esta tabla, basada en datos del sector agrotecnológico español, demuestra que el umbral de entrada es bajo. Proyectos específicos en nuestro país validan esta aproximación gradual y económica.

Estudio de caso: Proyecto AGRISME para agricultura de bajo coste en Valencia

El centro tecnológico AINIA está desarrollando el proyecto AGRISME (2024-2025) con el objetivo de facilitar tecnologías digitales de bajo coste a pequeños y medianos agricultores, especialmente en el sector citrícola valenciano. Como demuestra este proyecto para pymes agrícolas, el sistema ofrece acceso a imágenes satelitales gratuitas, el uso de drones con cámaras multiespectrales y una plataforma de gestión de datos. Esto permite a los agricultores mejorar su productividad y tomar decisiones basadas en datos con una inversión mínima, democratizando el acceso a la agricultura de precisión.

Por lo tanto, la pregunta no es «¿cuánto me va a costar?», sino «¿por dónde empiezo a recopilar datos de forma rentable?». La respuesta suele estar en tu propio bolsillo o a un clic de distancia.

Zonas de manejo: el primer paso para dividir tu parcela y vencer en la aplicación variable

Si el ciclo de la agricultura de precisión es el motor, las zonas de manejo son el mapa de carreteras. Este es, sin duda, el concepto más importante y el primer paso práctico para aplicar un tratamiento diferencial. Una zona de manejo es un área dentro de una misma parcela que presenta características agronómicas homogéneas y, por tanto, un potencial de rendimiento similar. La idea es simple pero poderosa: en lugar de gestionar toda la parcela con un promedio, la dividimos en 2, 3 o 4 zonas y a cada una le damos exactamente lo que necesita.

Abandonamos la «talla única» para adoptar un «traje a medida». Estas zonas no se definen al azar. Son el resultado de superponer y analizar diferentes capas de información: mapas de rendimiento de años anteriores, topografía, tipo de suelo, o imágenes de satélite. El objetivo es identificar patrones estables. Por ejemplo, es muy probable que la zona de la parcela que siempre ha rendido menos (quizás por ser más arcillosa o tener más pendiente) siga comportándose así en el futuro. Identificarla nos permite actuar sobre ella de forma específica.

Mapa de zonas de manejo diferenciadas en una parcela agrícola española

Como se aprecia en la imagen, una misma parcela puede albergar realidades muy distintas. La delimitación de estas zonas es la base para cualquier estrategia de siembra o abonado variable. Para definir estas zonas en el contexto de la agricultura española, se deben considerar varios criterios clave:

  1. Altimetría y pendiente: Fundamental debido a la variada orografía de España. Las zonas altas y con pendiente suelen ser más secas y con menos suelo fértil que las zonas bajas y llanas.
  2. Tipo de suelo: Analizar la textura (arcilloso, limoso, arenoso) y composición (calcáreos, ferrosos) es crucial, ya que determina la retención de agua y nutrientes.
  3. Datos históricos de rendimiento: Es la capa de información más valiosa. Analizar los mapas de cosecha de al menos 3 años permite identificar zonas con un comportamiento productivo consistentemente alto, medio o bajo.
  4. Índices de vegetación (NDVI): Las imágenes de satélite (como las de Sentinel) nos dan una foto del vigor del cultivo en diferentes momentos. Series temporales de estos mapas ayudan a confirmar los patrones de rendimiento.
  5. Conductividad eléctrica aparente (CEa): Mide la capacidad del suelo para conducir la electricidad, lo que está relacionado con su textura, salinidad y humedad. Es una forma rápida de mapear la variabilidad del suelo.
  6. Validación en campo: La tecnología no lo es todo. El «paseo del agricultor», como mencionan los expertos de la Universidad de La Rioja, es el paso final e indispensable para verificar sobre el terreno que las zonas definidas por los datos se corresponden con la realidad.

Una vez que tienes tu parcela dividida en este «mosaico de rentabilidad», has dejado de gestionar a ciegas. A partir de aquí, cada decisión de siembra, abonado o riego puede ser optimizada para cada zona, abriendo la puerta a ahorros significativos y a un aumento de la producción.

Cómo crear un mapa de prescripción para siembra o abonado variable

Una vez definidas las zonas de manejo, el siguiente paso lógico es traducir esa inteligencia agronómica en una orden directa para el tractor. Esto se hace a través de un mapa de prescripción. En esencia, es un archivo digital que contiene un mapa de nuestra parcela con instrucciones precisas de la dosis de insumo (semilla, fertilizante, herbicida) que debe aplicarse en cada punto. Es el «cerebro» que le dice al controlador de dosis de la máquina: «aquí, aplica 150 kg/ha; 20 metros más allá, baja a 100 kg/ha».

La creación de este mapa es la culminación de las fases de observación y diagnóstico. Se realiza mediante un software agrícola (muchos de ellos con versiones gratuitas o de bajo coste) donde el agricultor o su asesor asigna una dosis específica a cada una de las zonas de manejo previamente delimitadas. Por ejemplo, en una zona de alto potencial, se puede aumentar la dosis de siembra para maximizar el rendimiento, mientras que en una zona de bajo potencial, se reduce para no malgastar semilla donde no va a prosperar.

El beneficio económico es directo y tangible. En lugar de aplicar una dosis media en toda la parcela, optimizamos cada euro invertido en insumos. Esto no solo mejora la rentabilidad, sino que también tiene un impacto ambiental positivo al reducir el uso de fertilizantes y otros productos. De hecho, la aplicación de técnicas de precisión puede suponer una reducción de hasta el 30% en agroquímicos sin mermar la producción, según datos de empresas especializadas en el sector.

El proceso para crear un mapa de prescripción, por ejemplo para un abonado en viñedo riojano, seguiría estos pasos prácticos:

  1. Recoger datos históricos del viñedo y realizar análisis de suelo por zonas para identificar la variabilidad.
  2. Utilizar imágenes satelitales gratuitas (Sentinel-2) para generar mapas de vigor vegetativo (NDVI).
  3. Definir 2-3 zonas de manejo según el vigor y las características del suelo.
  4. Asignar dosis específicas de abono para cada zona (ej: 300 kg/ha en la zona de bajo vigor, 200 kg/ha en la zona de alto vigor).
  5. Exportar el mapa en un formato compatible (como ISO-XML o Shapefile) con el equipo de aplicación variable del tractor.
  6. Validar en campo con el ‘paseo del agricultor’ antes de la aplicación definitiva, un paso crucial en el plan de abonado de un viñedo.

Así, el mapa de prescripción cierra el círculo: del dato a la decisión, y de la decisión a la acción en el campo, asegurando que cada planta recibe lo que necesita, ni más ni menos.

Basura entra, basura sale: el proceso de limpieza de datos para que tu mapa de rendimiento diga la verdad

Hay un dicho en el mundo de los datos que todo agricultor que se inicie en la precisión debe grabarse a fuego: «Garbage In, Garbage Out» (Basura entra, Basura sale). Puedes tener el mejor software y el tractor más avanzado, pero si los datos con los que alimentas el sistema son incorrectos, las decisiones que tomes serán erróneas y la inversión no servirá de nada. El mapa de rendimiento de la cosechadora es la fuente de datos más valiosa, pero casi nunca es perfecta «de fábrica».

Los datos brutos de la cosecha suelen contener errores significativos. Pensemos en las cabeceras de la parcela, donde la cosechadora gira, se detiene o no trabaja a su anchura completa. O en los retrasos entre que el grano entra en el corte y llega al sensor de rendimiento. Si no se corrigen, estos «artefactos» pueden crear falsas zonas de bajo o alto rendimiento, llevándonos a aplicar más abono donde no hace falta o a reducirlo donde sí es necesario. La limpieza y calibración de datos no es una opción, es una obligación.

Análisis de datos de rendimiento mostrando proceso de limpieza y filtrado

Este proceso de filtrado puede parecer técnico, pero es fundamentalmente lógico. Consiste en eliminar los datos que sabemos que no son representativos del rendimiento real de la parcela. Hoy en día, la mayoría de los programas de software agrícola, como plataformas como PIX4Dfields, automatizan gran parte de este proceso, pero es crucial que el agricultor entienda qué se está haciendo para poder validar los resultados.

Plan de acción para auditar tus datos de cosecha

  1. Calibración del sensor: Antes de nada, verificar la calibración del sensor de humedad del grano. Un error aquí falsea todo el mapa de peso seco.
  2. Eliminación de cabeceras: Descartar sistemáticamente los datos de los primeros y últimos 10-15 metros de cada pasada, donde la velocidad y el flujo de grano no son estables.
  3. Corrección de velocidad: Filtrar puntos de datos registrados a velocidades irreales (por ejemplo, por debajo de 2 km/h o por encima de 12 km/h), que suelen indicar paradas o errores.
  4. Ajuste de anchura de corte: Corregir los datos de pasadas donde la anchura de trabajo real fue inferior a la configurada en la máquina.
  5. Filtrado de valores atípicos: Eliminar los valores de rendimiento físicamente imposibles (ej. más de 15 t/ha o menos de 1 t/ha en cereal), que suelen deberse a errores del sensor.
  6. Compensación del retraso: Aplicar un ajuste temporal para corregir el desfase (típicamente de 12 a 15 segundos) entre el corte y la medición del grano.
  7. Validación final: El paso definitivo es comparar el peso total de la cosecha medido por el mapa con el peso real pesado en báscula de los remolques. Este contraste permite realizar una calibración final y asegura la fiabilidad del mapa.

Un mapa de rendimiento limpio es la piedra angular de la agricultura de precisión. Es el diagnóstico más fiable de la salud de tu finca y la base para construir una estrategia de mejora rentable para las próximas campañas.

ISO-XML: el «idioma» que permite que tu ordenador hable con tu tractor

Una vez que tenemos mapas de prescripción limpios y fiables, surge una pregunta clave: ¿cómo se asegura uno de que el mapa creado en el ordenador de la oficina será entendido a la perfección por el tractor en el campo, especialmente si son de marcas diferentes? La respuesta está en un estándar llamado ISOBUS y su formato de datos, el ISO-XML. Pensemos en ello como el «inglés» del mundo agrícola: un idioma universal que permite que tractores, aperos y software de gestión hablen entre sí sin problemas de compatibilidad.

ISOBUS es un protocolo de comunicación estandarizado. En la práctica, significa que puedes conectar un apero de una marca (por ejemplo, una sembradora) a un tractor de otra y controlarlo desde la pantalla del tractor como si fuera de la misma casa. Se acabó tener una cabina llena de pantallas diferentes para cada implemento. El formato de datos que utiliza este sistema es el ISO-XML, que permite transferir no solo mapas de prescripción, sino también datos de la tarea realizada (dosis real aplicada, superficie trabajada, etc.) de vuelta al ordenador para la fase de evaluación.

Esta estandarización, impulsada por la Agricultural Industry Electronics Foundation (AEF), ha sido un paso de gigante para la democratización de la agricultura de precisión. Garantiza que la inversión en un apero con capacidad de dosis variable no te «ata» a una única marca de tractor. Hoy en día, la mayoría de los grandes fabricantes ofrecen compatibilidad total con ISOBUS en sus gamas medias y altas.

La siguiente tabla muestra cómo las principales marcas presentes en el mercado español han adoptado este estándar, garantizando una alta interoperabilidad.

Compatibilidad ISOBUS de principales marcas en España
Marca Tractor Certificación AEF Compatibilidad con aperos Formato datos
John Deere Completa (UT, TC-SC, TC-Geo) Universal con ISOBUS ISOXML nativo
Fendt Completa Universal con ISOBUS ISOXML compatible
New Holland Completa Universal con ISOBUS ISOXML compatible
Case IH Completa Universal con ISOBUS ISOXML compatible

Dominar este «idioma» o, al menos, saber que existe y exigirlo al comprar nueva maquinaria, es la garantía de construir un ecosistema de agricultura de precisión abierto, flexible y preparado para el futuro, sin depender de una única marca.

A retenir

  • La agricultura de precisión es una filosofía de gestión basada en un ciclo de mejora continua (Observar, Diagnosticar, Actuar, Evaluar).
  • Es accesible para la finca media española, pudiendo empezar con herramientas de bajo coste y obteniendo un ROI rápido.
  • La clave es la definición de «zonas de manejo» para aplicar insumos de forma variable, optimizando costes y producción.

¿Es la agricultura de precisión solo para grandes explotaciones? El análisis para la finca media española

Esta es la pregunta del millón y la barrera mental más grande para muchos agricultores en España. La respuesta corta y contundente es no. La agricultura de precisión no solo es viable, sino que a menudo es incluso más rentable proporcionalmente en explotaciones medianas y pequeñas de alto valor. La lógica es simple: cuanto más valioso es el cultivo (pensemos en viñedo, olivar, hortícolas), mayor es el impacto económico de cada pequeña optimización.

El propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) de España está orientando las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) para favorecer este modelo. El pago redistributivo de la PAC, que en 2023 repartió 491 millones de euros adicionales, beneficia especialmente a las primeras hectáreas de cada explotación, apoyando directamente a la agricultura familiar y profesional frente a los grandes terratenientes. Esto crea un marco ideal para invertir en tecnologías que mejoren la eficiencia de esas hectáreas.

Además, la rentabilidad de la precisión no reside en la escala, sino en la intensidad de la gestión. Tratar una parcela pequeña con gran variabilidad puede generar más ahorro y beneficio por hectárea que gestionar una enorme llanura uniforme. Los ejemplos en España son claros y demuestran que el tamaño no es el factor decisivo.

Estudio de caso: Viñedos Singulares de la DOCa Rioja

Un ejemplo paradigmático es la figura del «Viñedo Singular» en la DOCa Rioja. Actualmente, existen 148 de estos viñedos, con una superficie total de apenas 246 hectáreas, repartidos entre 90 titulares. La superficie media es, por tanto, muy pequeña. Estos viñedos, como se detalla en el informe de consolidación de la DOCa Rioja, se gestionan con un enfoque de altísima precisión para maximizar la calidad, no la cantidad. Utilizan tecnología para monitorizar el viñedo, gestionar el riego de forma diferencial y optimizar cada racimo, con rendimientos limitados a 5.000 kg/ha. Es la prueba de que la precisión es una herramienta para la excelencia en parcelas de alto valor, independientemente de su tamaño.

Por tanto, la agricultura de precisión es una herramienta democrática. Su aplicabilidad depende más de la variabilidad del terreno y del valor del cultivo que del número total de hectáreas. Para el agricultor español, es una oportunidad de competir en calidad y eficiencia.

La optimización de insumos: la guía para dejar de tirar dinero en tu propia finca

Llegamos al final del camino y al objetivo último de toda esta filosofía: la optimización de insumos. Dejemos de hablar de cohetes y hablemos de euros. Cada vez que aplicamos una dosis uniforme de fertilizante, estamos, casi con total seguridad, tirando dinero en las zonas más fértiles y perdiendo potencial en las más pobres. La agricultura de precisión es, en su esencia, una auditoría constante para asegurar que cada euro invertido en semillas, agua, fertilizantes o fitosanitarios genera el máximo retorno posible.

Este ahorro no es teórico, está cuantificado en numerosos proyectos de investigación y casos de éxito en España. Al ajustar la dosis de nitrógeno a las necesidades reales de cada zona, no solo evitamos contaminar acuíferos, sino que reducimos drásticamente la factura del abono. Al aplicar herbicida solo donde hay malas hierbas (mediante sensores y pulverización selectiva), el ahorro es directo. En regadío, aplicar la cantidad de agua justa en cada zona según el tipo de suelo y el estado del cultivo puede suponer diferencias enormes en el consumo de agua y energía.

La optimización va más allá del simple ahorro. Se trata de una reasignación estratégica de recursos. El dinero que ahorramos en fertilizante en una zona de alto rendimiento se puede reinvertir en mejorar una zona de bajo potencial, por ejemplo, mediante enmiendas orgánicas. Es un cambio de un gasto indiscriminado a una inversión focalizada. Instituciones de prestigio como el CSIC validan con cifras la viabilidad de este enfoque.

Estudio de caso: Proyecto ECODigital del CSIC en Madrid

El Instituto de Ciencias Agrarias (ICA-CSIC) desarrolla en su finca experimental «La Poveda» tecnologías de precisión de bajo coste, utilizando hardware libre y software de código abierto. Como se detalla en la descripción del proyecto de tecnologías geoespaciales del CSIC, han logrado ahorros validados del 25% en la aplicación de nitrógeno en cultivos de cereal y de hasta un 15% en el consumo de agua en maíz de regadío. Estos resultados demuestran la viabilidad económica y la rentabilidad directa de la optimización de insumos mediante la agricultura de precisión.

En definitiva, la agricultura de precisión es la herramienta más potente que tiene el agricultor hoy en día para luchar contra el aumento de costes de los insumos y la volatilidad de los mercados. El primer paso no es comprar un dron, sino empezar a analizar su propia finca para identificar dónde se está escapando el dinero y el potencial productivo.

Preguntas frecuentes sobre Agricultura de precisión

¿Mi tractor antiguo sin ISOBUS puede usar aplicación variable?

Sí, existen kits de actualización como el FJD AT1 que añaden capacidades de dirección automática y transferencia de datos en formato ISOXML a tractores de cualquier edad y marca. Según los datos proporcionados por fabricantes de equipos de precisión, estos kits pueden tener costes que parten desde los 3.000€, permitiendo modernizar maquinaria antigua.

¿Qué garantiza la certificación AEF en equipos ISOBUS?

La certificación AEF (Agricultural Industry Electronics Foundation) asegura una compatibilidad total entre equipos de diferentes marcas. Permite, por ejemplo, controlar hasta 3 implementos o aperos de forma simultánea desde una única pantalla y garantiza la transferencia de datos agronómicos sin pérdida de información, lo cual es vital para la trazabilidad y la evaluación de las tareas.

¿Puedo transferir mapas entre diferentes softwares?

Sí, el formato de datos ISOXML está diseñado precisamente para eso. Actúa como un estándar universal que permite crear un mapa de prescripción en una plataforma (como PIX4D, Climate FieldView o el John Deere Operations Center) y transferirlo a la pantalla del tractor mediante una memoria USB o una conexión telemática, independientemente del fabricante del software o del tractor.

Escrito por David Navarro, David Navarro es un analista de datos agrícolas especializado en la interpretación de mapas de rendimiento y datos geoespaciales para la agricultura de precisión. Con 7 años de experiencia, transforma la información de la maquinaria en estrategias de manejo variable.